viernes, 16 de enero de 2015

Imaginando imagino

El inmigrante siempre es el otro. Ese otro que toma mil rostros, el negro, el rojo, el homosexual, el árabe, el fascista, el lascivo pederasta, el terrorista, el vago, el loco, el psicópata. El otro, en mayor o menor medida, en un uno u otro sentido, siempre es la batalla contra el miedo a lo desconocido que nos puebla.

El miedo a morir como motor de la naturaleza (de la supervivencia)

La envidia como el deseo de muerte social

¿Las tres muertes tendrán alguna relación con los tres dioses, reyes, padres? La muerte social, la personal, la corporal, la muerte de dios, del rey, del padre. ¿Qué existe después de la muerte? ¿De cuál de las muertes? ¿Qué pasa cuando ya hemos matado a dios, al rey y al padre? ¿Hay vidas después de esas muertes? ¿Qué nos queda entonces?...

Quizás ahora no sólo nos quede el otro, sino que podremos llegar a la vida del tú, la vida social como el edén perdido, como ese más allá que se ha ido metiendo dentro.

Imagino un mundo en el que ya no existe el otro, esos otros perseguidores. Imagino un mundo en que no existe miedo social. Ese es el firmamento de nuestra existencia como especie. Un cuerpo hecho persona autoconsciente de su existencia a todos los niveles posibles. Los tres miedos del hombre parecen más bien el mismo refractado en tres espectros diferentes.

1 comentario:

  1. intensa tu tinta, tal vez el fractal y refractario, un yo que sea muchos yoes y con ese TÚ que incendias, en el mismo umbilical que el espejo roto y que el francotirador del viento...

    llegué aquí, a través de tu perfil de google, después de leerte en tejiendo redes, me gusta tu pensamiento, creo que es una barricada, y sobretodo cuando se está en ese lado de la mesa y se ve y quema el TÚ y el inmigrante también es capaz a arrancarnos un trozo del alma...

    placer leerte, salud!

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