sábado, 20 de septiembre de 2014

Atrapados

Atrapado en el hospital. Atrapado con el paciente en una situación de la que todavía no encuentro salida, como él, que me dice que no hay más salida que quedarse aquí, pero aquí no quiero que se quede, sí, lo quiero echar, dependencia, somnolencia, limpiando el suelo para borrar su culpa, o puede que la mía. Le doy para romper unos papeles, símbolo de su crisis que ambos queremos olvidar pero no sabemos cómo. Sigo bajando la medicación a costa del miedo. Miedo que le paraliza, que nos paraliza. Está atrapado en el hospital, atrapados en un momento de la relación que nos precipita centrípetamente en la nada autística. He cambiado, necesito limpiar la culpa de haberle fallado, o haberle transmitido algo que no he podido ofrecerle, quizás la está limpiando por mí, y esa voz por la que se siente obligado a limpiar es la mía. Atrapados en un atrapamiento del que encontraremos una salida digna para ambos.
Nuestras relaciones con los pacientes son algo más que relaciones, al igual que el resto de las relaciones. Todo sucede más acá de las palabras y de los gestos, pegado a unas emociones que dicen menos de lo que saben y saben mucho menos de la que existe. Nos manejamos en un diminuto barco en la inmensidad de un océano que nos negamos a mirar, porque sobre él hemos construído sombras que parecen realidades que parecen darnos una seguridad que no consigue calmarnos en absoluto. Miedo. Deberíamos rendirnos al miedo para poder liberarnos de él.

2 comentarios:

  1. Perdón, pero yo como paciente dudo mucho que se pueda sacar a alguien de una crisis desde el miedo, mejor sería desde la confianza y la empatía... los médicos están demasiado acostumbrados a la imposición más que a la persuasión. Dificil coyuntura

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  2. Totalmente de acuerdo, Anónimo, pero si nos somos conscientes de nuestros miedos, nuestras angustias, etc., difícilmente vamos a poder conectarnos desde la confianza y la empatía!
    Y cierto, demasiada costumbre de imposición, y también de persuasión, que sigo sintiendo como otra variante de la verticalidad que tanto daño hace en las relaciones.
    Un abrazo!

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