viernes, 8 de agosto de 2014

Cegados por la complejidad

La realidad humana es tan compleja que tiende a la fragmentación, algo así como no poder mirar directamente al sol. Y en esta fragmentación, cada persona-grupo nos hacemos cargo de una parte de sentido. Generalmente cuando los profesionales trabajamos en la hospitalización, tendemos a posicionarnos más con los pacientes y sus intereses, solemos luchar más por su subjetividad, y cuando trabajamos en la comunidad tendemos a acercarnos más a la realidad subjetiva de los familiares y las complicaciones que generan esos pacientes en la comunidad. De forma global, los trabajadores de la salud mental tendemos a hacernos cargo de una función de control, relacionándonos mayormente con personas que provocan algún tipo de alteración del orden social establecido. Este juego de roles y depositaciones tiene que ser constantemente pensado y profundizado, no olvidándose del papel que tienen para la sociedad esas personas-grupo que saltan de su anonimato social al terreno de la salud mental. Debemos pasar de una metafísica del ser – esa madeja existencial en la que hemos estado siglos atrapados- a una cierta metafísica del rol, esa existencia social interdependiente en la que todos navegamos ciegos y sin poder mirar directamente al sol. 

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