viernes, 8 de agosto de 2014

“- ¿Por qué no puede un psicólogo ingresar a un paciente? - Eso es un acto médico”

La guerra por el poder se manifiesta una y otra vez, como el perenne movimiento del mar, ya sea invisible bajo la aparente calma, o con una tempestad revolucionaria. En salud mental la guerra manifiesta tiene dos caras confrontadas pero inseparables: la psicología y la psiquiatría. Psicólogos y psiquiatras. La batalla del descomunal poder médico, un imponente Goliat con unos cimientos milenarios. La eterna guerra entre el cuerpo y el alma, entre mente y cerebro, naturaleza y cultura, masculino y femenino, vida y muerte, la permanente escisión aún no resuelta en la que permanecemos desde que somos humanos, o precisamente por el mismo hecho de hacernos humanos, el salto de la animalidad a este otro mundo de palabras y símbolos danzando. Y no somos más que actores de un drama que se repite con variaciones, los múltiples ritmos de una misma sinfonía, encarnados en un aquí y ahora que se repite eternamente y en el que estamos atrapados todos sin saberlo. Discutimos y nos posicionamos en un lugar que creemos nuestro, cuando es el mismo terreno yermo de la historia, repetido en otros gestos, otras formas, pero siempre actores representando un papel ya escrito, del que nos creemos dueños. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar y compartir... Tejiendo el pensamiento