sábado, 20 de septiembre de 2014

Microconversaciones sociopolíticas II

“- Aqui les mezclamos el zumo con agua para que no engorden tanto.
- Pero eso no lo podemos hacer allí, están más espabilados y se enterarían”

Gestiones como estas se realizan casi diariamente en los servicios hospitalarios de salud mental. Quizás no tan visibles, pero si igual de contundentes desde el punto de vista interpersonal.

Aunque el fascismo se vista de seda…

1 comentario:

  1. Supongo que después de leer mi testimonio, se entiende que no quiera dar mi nombre, sólo diré que hace ya muchos años le comenté a un estudiante de medicina, el cual quería hacer la especialidad de psiquiatría, que yo no creía en la labor de psiquiatras ni psicólogos. Lo que es la vida; aquí estoy ahora teniéndolos a ellos como apoyo para algún día poder ver la luz al final de este interminable túnel.
    Hoy siento la necesidad de pedirle perdón a aquel estudiante vigués, hoy en día psiquiatra. Perdona Iago y enhorabuena por haber logrado tu sueño. Seguro que has ayudado y sigues ayudando a muchísimas personas dentro de este complicado campo del que todavía queda tanto por descubrir.
    Tal vez para algunos éste sea un comentario más, sin importancia, de alguien que lleva 11 años con tratamiento antidepresivo. En mi última recaída se me planteó la opción de ingresar en la planta de psiquiatría de un hospital de la seguridad social. En ese momento te planteas: ¿Es que creen que lo mío ya no tiene solución? ¿Si me ingresan estaré todo el día "tranquilita", sin pensar en que para mí la vida ya no tiene mucho sentido en este momento?,... Mil preguntas se agolpan en tu mente en un instante, porque lo que sientes es pánico al ingreso y pánico a que si alguien no te saca de este maldito pozo, el "duende malo" se hará dueño de tu voluntad nuevamente diciéndote: no luches más, ya no vale la pena, déjate ir y deja que los tuyos encuentren a otra persona que les llene la vida de luz; tú eres la oscuridad y les cubres con tu sombra.
    ¡Qué difícil situación!; ¿Lo mejor es apartarme de ellos, hospitalizarme e intentar que "encerrada" curen mi enfermedad?
    ¿O volver a casa y añadir otra pastilla más a la larga lista para intentar de nuevo salir por mí misma de este infierno?.
    ¡Queda tan lejos el recuerdo de disfrutar de todo lo bueno que tengo en mi vida!, porque lo tengo, y mucho. Soy plenamente consciente de ello y sin embargo, no puedo eliminar ese pesado lastre llamado Depresión Crónica Aguda, al que ni los mismos psiquiatras ni psicólogos, son capaces de encontrar una solución. Ésto no es una crítica a ellos porque he tenido mucha ayuda por su parte, pero después de tantos años también puedo ver su frustración.
    En mi mente, aún hoy, con 9 pastillas diarias "a mis espaldas", y poco más de 40 años,hay muchos momentos de: ¡Ojalá desapareciese de este mundo para así dejar de sufrir y hacer sufrir a los míos!, y otros de raciocinio en los que sé que es una auténtica estupidez, que lo único que lograría sería hacerlos infelices de por vida.
    Después de todo ésto, me sigo preguntando: ¿es el ingreso la solución?; yo no lo puedo saber, pero realmente ¿alguien lo sabe?

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